miércoles, 30 de septiembre de 2015

Gabi

A mí Gabi siempre me ha caído muy bien. Él es, desde siempre, uno de mis sobrinos favoritos. Ya, ya sé que, tener sobrinos favoritos y de los otros no está bien, pero a mí me gusta tenerlos, y diferenciarlos. Es que, la verdad, sinceramente, unos son realmente de pedrada en la boca y, otros de abrazo inmenso. Ahora, hoy con Gabi estoy jodido. Y no, no es que lo quiera menos, o que haya cambiado de bando, (eso no ha pasado nunca ni pasar´) es...no sé... como si me diera miedo...
Y todo por la mierda del libro. “El libro” de la puñeta, es un “regalito” que me hizo mi amigo invisible en una fiesta de Navidad en la que por primera vez estábamos todos (menos el de siempre claro)….La verdad es que el regalo me encantó. Es como un dietario, o un libro de actas, para anotar las fiestas que haces en casa con los amigos. Es muy completo, tiene espacios para la fecha, los asistentes, el menú, y hasta para que los participantes hagan sus comentarios... Claro, como estábamos de fiesta estrenamos la primera página...quedó divertido...Recuerdo vagamente que alguien comentó “Javier capullo (por el futuro padre de Gabi) queremos un hijo tuyo... Y la respuesta de Javi, que sonrojó a mi madre y mi hermana...”España escucha Javier está en la lucha.... “y a partir de ahí todos los comentarios se centraron en saber que tipo o forma de lucha, aplicaba para resolver el problema... Recuerdo que me fui a casa muy contento con mi regalo, pero a los 19 dias murió me padre. Claro después de aquello daba corte sacar el libro para anotar otra fiesta, y pasaron años y años sin putas ganas de volver a usar el jodido librito. Con los años dejamos de relacionar el libro con la muerte de mi padre, y un buen día se reunían en mi casa toda la familia de mi mujer. Vinieron los de Chicago, los de Palma, los que se llevaban a matar y hasta los que se llevaban bien. Salió bien, muy bien, ni patadas bajo la mesa, ni puñaladas traperas, solo bromas, chistes, charlas animadas y hasta sinceras muestras de cariño... Total que sacamos el libro y se levantó acta del acontecimiento... Durante 19 días, hasta mirábamos el libro con cariño, pero... murió mi suegra. Claro, no quedó ser vivo que quisiera tocar aquello. Siempre he supuesto que si no fuésemos una familia de auténticos tarados, hubiéramos relacionado las muertes con la simple casualidad, pero nos dio por relacionarlo con la edad, pues de hecho, en las dos ocasiones habían muerto los mayores de los asistentes. Al principio, para quitarle el mal fario al librito, intentamos volver a levantar acta de otras fiestas, fracaso total, siempre siempre, el mayor de la fiesta se negaba hasta amenazando con con marcharse de la fiesta. Luego pensamos en tirarlo, y estábamos decididos hasta que alguien comentó: que si el libro se había cargado a dos, por manchar las paginas...¿que haría por tirarlo al vertedero? Se quedó en la estantería.
Hace poco, con el divorcio, curiosamente me tocó el libro en el reparto. Y claro, como no me quedo callado ni debajo del agua, comenté la historia del puto libro de los cojones en casa de Maca. Cuando contaba la historia recuerdo que Gabi me miraba como miran los hombres de ciencia a los que defienden la existencia de los extraterrestres. Por eso cuando se presentó en casa para pedirme que le dejara el libro me quedé de piedra, se me ablandaron las rodillas, y se me desencajó la mandíbula, de la sonrisa inmensa al sentir que me libraba para siempre del asqueroso librito. Ni le pregunté para que lo quería, cogí el libro como si tuviera el virus del ebola, lo metí en una bolsa y lo despedí sin darle tiempo a que se arrepintiera. De verdad, durante casi dos meses he dormido a pierna suelta viendo su hueco en la estantería.
Ayer recibí un WhatsApp de Gabi:- Funciona. El chino a 200 K/h contra una farola. Tres cenas mas y te lo devuelvo por SEUR...

No duermo, fumo mas, y lo sigo queriendo mucho, y sigue entre los sobrinos favoritos pero....    

domingo, 23 de agosto de 2015

Son esos los días que mas fumo.

A mí en el capitulo leyendas urbanas, la que mas me gusta, y me gustó, cuando me la contaron es la de la pareja -Siempre, en todas las versiones que he escuchado después, son una pareja, y siempre también la pareja hay un familiar o conocido muy próximo, al que cuenta la leyenda, supongo yo que se hace así para dar mas verosimilitud al relato - En cualquier caso circulan por la noche, por una carretera de montaña entre lluvia y niebla, o nevadas, o hasta con tormentas, pero siempre siempre con un tiempo horroroso y de pronto, a la salida de una curva, se encuentra con una mujer que viene hacia ellos por el medio de la carretera pidiendo auxilio. La mujer camina con dificultad, tambaleándose desorientada, está como si le hubiera pasado un camión por encima, pálida, sangrando por una herida horrible en la cabeza, con la ropa hecha jirones, empapada, despeinada, sucia, y una cara de pánico, miedo, o desesperación que aterra. La pareja para el coche a un lado de la carretera y cuando salen para auxiliarla, ella les cuenta con una voz muy muy débil, ronca y desagradable, que acaban de tener un accidente y su coche se ha precipitado por el barranco. Cuenta entre lagrimas y sollozos que su marido está muerto al volante del coche, y que su bebe está vivo, abajo, en el barranco dentro del coche, pero que está atado en el asiento y que ella no ha logrado sacarlo.... En este puntos las versiones suelen ser muy diferentes, para unos el bebe es un niño, para otros una niña, en unos casos el bebe es de pocas semanas, y en otras hasta de unos pocos años. Lo que es común a todas las versiones, es el que el hombre coge una linterna del maletero y los tres juntos caminan empapándose durante un largo trecho hasta encontrar el lugar del accidente. El guardarail está destrozado a la entrada de una curva, y en el asfalto cristales y un trozo de retrovisor roto. Los tres se asoman al barranco y muy al fondo, como a unos cien metros, entre arboles y matorrales, la luz de la linterna deja ver confusamente algo que bien podría ser los restos destrozados de un coche. Durante un momento el hombre duda, no le apetece nada la idea de bajar aquella pendiente, con la lluvia, entre peñas y matorrales para encontrarse con un muerto o dos, que cualquiera sabe como podrían estar... El -¡ayúdeme por Dios! que mi hijo se estará helando,- de la señora disipa todas sus dudas. Después de dejar muy claro que él bajaría SOLO y que si necesitaba ayuda haría señales intermitentes con la linterna para que bajase su mujer y nada mas que ella, pues la señora, en su estado, era un peligro enorme que bajara, y solamente podría complicar el rescate. Durante un rato que se hizo enorme nada mas que se vio la lucecilla de la linterna bajando lentamente hacia el fondo del barranco. Después se quedó un rato quieta y un poco mas tarde se pudo ver la luz que subía hacia la carretera corriendo como alma que lleva el diablo. Antes incluso de llegar a la carretera se escucho al hombre gritar:- ¡Corre al coche, corre! La mujer dudó, no tenia sentido, luego ella pensó que seguramente el bebe estaba herido y había que salir corriendo hacia algún hospital, mientras corría hacia el coche se dio cuenta que la madre ya no estaba a su lado. Primero pensó que seguramente, como estaba mal caminaría mas lentamente, luego se dio cuenta de que hacia rato que no la notaba a su lado, y luego le dio por pensar que lo mas posible es que a escondidas hubiera bajando siguiendo a su marido para ver a su bebe.... Llegó cansada al coche casi al mismo tiempo que su marido, que corría desesperado,  ella instintivamente se puso en el asiento del conductor: -¡¡Acelera!! sal corriendo!!!-
-.Tenemos que esperar a la madre que se me ha escapado.-
-. ¡¡¡Que aceleres y salgas corriendo!!!.-
-. Pero... es que aunque el bebé esté muy mal tenemos que esperar a la madre, ¿no lo entiendes ?
-. El bebé está bien... y La madre... la madre está muerta, muerta y ya fría, como el padre, atrapados los dos en el coche, en el fondo del barranco....
Se miraron, miraron al bebe, aceleraron y durante muchos, muchos días no volvieron a hablar entre ellos...


La primera vez que la escuché nos la contó, mi cuñado Javier, el marido de Maca. El tipo es un actor, mas que un actor es un cabrón redomado. Lo contó como se cuentan las historias que le han ocurrido a uno mismo y por vergüenza o pudor se la largas a un “amigo intimo” del que nuca se ha hablado y al que nadie conoce. Desde el primer momento, nada mas empezar a contar, yo que soy muy bueno para esas cosas, me di cuenta de que se trataba de otra de esas muchas leyendas urbanas. Me gustó mucho que la contara falseando al protagonista, es muy arriesgado contar una leyenda como si fuese real, y te hubiera ocurrido a ti, y encima estas disimulando endosandoselo a un amigo inexistente. Lo hizo de puta madre, solo dijo el nombre del supuesto amigo al comenzar a contar la historia, luego todo el rato, mi amigo cogió la linterna, mi amigo vio el precipicio, mi amigo le dijo... se notaba demasiado que el protagonista era mas falso que un euro de chocolate, por otra parte describía cada escena, con la minuciosidad con la que se cuenta una vivencia que se te ha quedado grabada hasta el mismo tuétano, la carretera, el pueblo anterior, el posterior, el punto kilométrico, la ropa de la madre, el color grisáceo de sus labios, el modelo del coche, el color, todo... ¡Vamos! Que desde el primer momento teníamos que hacer auténticos esfuerzos para no creernos la puñetera historia y aplaudir la interpretación. Y claro, luego como buen canalla madrileño, siguió contando supuestos detalles de la historia y respondiendo a todas las preguntas que le hicimos. Como se saltaron El Escorial, Galapagar, Las Rozas todos los pueblos del camino y solo cuando llegaron a Madrid llevaron al bebe al hospital y allí dieron parte a la guardia civil, saltándose claro la parte de la muerta. Y el remate total fue cuando Gabriel preguntó:- ¿Y que pensó tu amigo cuando vio a la muerta atrapada en el coche?

-. Ni pensé nada. Cogí a mi niña, la abracé muy fuerte, sentí que me cagaba vivo y....- se paró un milisegundo obviamente para que nos diéramos cuenta de que había utilizado, en la respuesta, la primera persona, y siguió diciendo. .- y salí corriendo.- y como para arreglar el error remató con un tono nada convincente: .- si, de verdad, eso exactamente eso fue lo que me dijo mi amigo que él había pensado.- Sentí autenticas ganas de aplaudirle la interpretación  de aquella noche.
Yo, lo reconozco, porque yo solo creo en las hipotecas y los inspectores de hacienda, nunca he dudado de que todo aquello es una leyenda urbana contada por un canalla. Y también claro, reconozco, que aquella noche sentí escalofríos. Y también claro, los siento cuando alguna vez se me cruza el intermitente y veo a su hija, la adoptada, y me acuerdo de aquella noche. Son esos los días que mas fumo.    

martes, 11 de septiembre de 2012

PAU


From: Miguel [d2@ya.com]
To: goodman@hotmail.com
Subject: Pau

Hola
Ayer conocí a Pau. Es alguien muy especial. Yo lo había visto muchas veces con Albert. Hace tiempo, un día vino a recogerme en moto al aeropuerto, te lo conté. Me encantó su forma de mirarme, me hizo sentirme en la gloria. Después me di cuenta de que Pau siempre mira así, es lo suyo. Como dice Albert su mirada es lasciva y tierna a la vez. Desequilibra, y da vértigo. Pau así, a simple vista sorprende por lo guapo, después por su sonrisa, siempre sonríe. No sé lo que me pasó, hacía frío, mucho frío, todavía estaba enfadado por lo de Basilio, y nadie me esperaba en ninguna parte. Me sorprendí a mi mismo al escucharme decirle que me apetecía estar con él. Estábamos los dos solos y no fui el más sorprendido, el aceptó.
Un olor acre a orines humanos, mierdas de gatos, y semen reseco flotaba pegajoso en el cochambroso portal. Al fondo del pasillo, dos bultos con aspecto humanoide, se movían rítmicamente entre jadeos inconfundibles. Encendí la luz para tratar de orientarme en la penumbra, la tenue luz de la bombilla acentuó lo sórdido del lugar. En la oscurísima escalera repleta de pintadas obscenas, la puta vieja, chupaba sonora la minga del africano. El moreno, con los pantalones por las rodillas y los ojos desorbitados jadeaba al compás de sus embestidas. Les debió molestar mucho el que encendiéramos luz, la profesional paró un momento, y nos llamó gilipollas y algo más... El cliente, más agresivo, nos hizo un corte de manga al tiempo que se acordó de la virtud de nuestras madres... Nosotros sin mirar más, subimos deprisa hasta el tercer piso. Yo haciendo virguerías por no tocar el pasamanos, por no rozar la pared, por no pringarme con alguna mierda. Pau sacó la llave, abrió la puerta, ya en la casa, bueno..., es un decir, noté como los vapores se filtraban por los desconchones de la pared, calaban el yeso impregnando el papel pintado, la moqueta deshilachada y toda la casa del maldito olor nauseabundo. La mugre y las cucarachas no eran nuestra única compañía, también estaba un personaje de piel negruzca y de carnes amojamadas como el pescado en salazón, que recitaba mustias letanías sobre el reino de los justos y la misericordia divina delante de una imagen de la virgen.... Ella, la vieja, no nos hizo el más mínimo caso. Yo seguí a Pau por un estrecho pasillo hasta una habitación desproporcionadamente grande. Desconcertado por la presencia de la amojamada, le pregunté a Pau por ella. -¿Y eso?- reconozco que no era la forma correcta de preguntar por aquella mujer, pero no estaba yo en aquel momento para muchas sutilezas... Pau no entendió la pregunta, pensó que preguntaba por la habitación en la que acabábamos de entrar, sonrió con orgullo y me dijo que era su habitación... la mejor de la casa. Una cama de matrimonio altísima y destartalada, un armario de madera desvencijado y una silla flotaban en la habitación, pensé que tenía mucha suerte por conocer nada más que la mejor parte de la casa. Pau comenzó a desvestirse como si fuera la cosa más normal del mundo, al tiempo, sin darse cuenta contestó mi pregunta sobre la de la piel negruzca... – Mónica es mi tía abuela, está loca, tiene demencia senil... era puta... y según cuenta guapa y muy cotizada... la tengo aquí por no llevarla al asilo,... así me limpia la casa... - por un momento pensé que Pau no podía estar bien de la cabeza... Limpiar seguramente era el único verbo que no se había conjugado hacia meses o años en aquella casa. Grotesco, el ver caer al suelo entre tanta pringosa miseria, pantalones de marca, camisetas de marca y zapatos de marca. Yo, después de dudar un rato y mirar mil veces la silla me atreví a sentarme. Cuando volví a mirar a Pau, estaba totalmente desnudo. Pau está bien, es guapo, luce mucho más vestido que desnudo. Su piel excesivamente blanca, y su aspecto más hacia lo famélico que hacia lo atlético le dan un aire más tierno que deseable. De todas formas, allí, en aquel lugar, en aquel momento, con aquel olor, el horno no estaba precisamente para muchos bollos... Intenté esbozar la mejor de mis sonrisas, saqué de la cartera dos billetes de cincuenta y después de dejarlos sobre la cama me dirigí hacia la puerta.
A Pau no le debió gustar nada... Se molestó, empezó a protestar indignado. Tenía su gracia escucharlo, gesticulaba como un mono y me gritaba en un catalán tan cerrado que me resultaba dificilísimo entenderlo. El puñetero niñato tenía su puntazo de orgullo... Él era un profesional... A él nadie le regalaba nada... No aceptaba limosnas... A él se le pagaba un trabajo, y según él, yo lo estaba humillando. Me lo dijo enfadado, con los ojos brillantes, realmente dolido. A esas alturas de la noche, yo nada más que tenía una idea en la cabeza, salir lo más rápido posible de aquel sitio. Realmente me importaba muy poco si el niñato se sentía orgulloso o humillado, sólo quería salir de allí. Recogí los billetes de la cama y me dirigí hacia la puerta... Ahora era peor.... Eso le gustó menos... Que si había perdido la noche.... Que si para eso tanto rollo... Que menuda mierda... y claro, que si pretendía salir sin pagarle que me partiría allí mismo las dos piernas. La sola idea de caer en aquel suelo mugriento, me hizo desistir de cualquier intento de salir sin pactar un precio. Le propuse tres alternativas, una que tomase el dinero como un anticipo a cuenta de futuros servicios, dos que facturase por horas en lugar de por servicio, y tres que se viniera conmigo a mi hotel y terminase el trabajo. Es un pesado, realmente mucho orgullo, pero poco cerebro. Supongo que es cosa de la edad, una decisión tan fácil y tan sencilla le hacia dudar... Yo no tenía ganas de estar un segundo más en aquella casa. Volví a dejar el dinero sobre la cama, me dirigí a la puerta, y después de despedirme salí sin mirar. Bajé a la calle y me puse a buscar un taxi. Al momento, a mi espalda escuché: -Que te acompaño... y así nos dejamos de problemas.....- Me pilló de sorpresa verlo a mi lado. Realmente el extraño código moral de Pau me tenía desconcertado. Era absurdo, simplemente absurdo....
En el hotel todo fue más o menos igual, antes de darme cuenta él se acercó y comenzó a desvestirme... Lo reconozco, me estaba excitando, pero todo aquello era demasiado grotesco. En muy poco tiempo habíamos pasado de lo sórdido, cutre, casposo, a lo sórdido, lujoso, indecente. Desde luego que la habitación del Hotel Arts era infinitamente mejor que la mierda de polvera de Pau, pero de todas formas, a pesar del aire acondicionado, la música ambiental, la moqueta inmaculada, la tenue luz de la habitación, la impresionante vista del mediterráneo, todo conservaba el sórdido glamour del sexo por dinero.
No pude seguir. Ni empezar. Sin decir nada me fui directamente a la ducha. Quería quitarme con el gel la sensación de suciedad pringosa que me acompañaba desde que había contratado los servicios de Pau, por desgracia ni el agua caliente a toda presión, ni el jabón de baño limpian la conciencia . Al rato él entró en el baño... Estaba serio, - ¿La primera vez pagando?- Lo pregunto sin el más mínimo interés por la respuesta, la sabía, no esperó mi respuesta -¿Quieres que terminemos?- tampoco esperó mi respuesta. - ¿Quieres que hablemos o prefieres que me marche?- esta vez si que se notaba que esperaba una respuesta. Yo quería que se marchase, que se fuese, que desapareciera de mi vida para siempre, pero... no sé, me dio la sensación de que él quería hablar... o quedarse, o yo qué sé, le dije que hiciera lo que quisiera, pero que si se quedaba me preparase una copa. Yo seguí en la ducha un rato más pensado que al final, todo aquello sería la copa más cara de toda mi vida.
Me sorprendió que siguiera allí cuando salí de la ducha. Me estaba esperando sentado escuchando música y con la copa preparada... –Quiero hablar contigo... – me dijo, y a continuación:- Eres un ¡Gilipollas!....Yo, hoy, quería hacerte un regalo... No pensaba cobrarte...- Sentí escalofríos... Por un momento me sentí un autentico gilipollas...
Hablamos..., que si hablamos... y nos pilló el amanecer riendo mientras intentaba enseñarle a bailar el tango en el piso diecisiete... y dejamos de hablar mientras amanecía... y de respirar mas tarde.... Los rayos del sol rompieron la oscuridad y más cosas se rompieron allí durante la noche. Luego desayunamos como si nunca antes hubiéramos comido, y nos quedamos dormidos. Yo no fui a trabajar, y a las cinco de la tarde, él se fue. Me dio pena que se fuera, pero no por él. Lo llamé, quería volver a verlo. Me colgó. Luego, me llamó, y cenamos juntos...
Bueno, que un beso.

jueves, 26 de julio de 2012

Ya no soy inmenso


From: Miguel [d2@ya.com]
To: goodman@hotmail.com
Subject: Ya no soy inmenso

Ya no soy inmenso cada día.... Ya no me despierto buscando en el móvil una llamada perdida. Ni un mensaje. Ni paro las reuniones, para saber si me has llamado. Ni me preocupa si el móvil tiene cobertura, está en silencio, o se ha perdido.... Ya, aquí, nadie espera que una llamada perdida tuya, y una sonrisa mía le salve de una bronca.... Ya no necesito que se pare el mundo, dejarlo todo, y salir corriendo a escribirte la ultima gilipollez que me ha pasado, o la que se me ha ocurrido, o la que NECESITABA contarte a vida o muerte.
Ahora, tampoco tengo que complicarme la vida pensando ¿cómo coño robarte otra vez más una sonrisa...? o ¿cómo volver a ser original? o ¿divertido....?
Ahora, ya, no me siento fatal cuando tú no me contestas, ni me preocupo cuando pasan los días y no llamas.
Ahora, te puedo colgar en el msn por una estúpida cena...
Y te puedo hablar sin decirte que me encantas... y que te quiero.... y que eres genial.... y que me muero por abrazarte o por verte, o CALLARME y mirarte....
Ya no me siento inmenso cada día...
......Tampoco lloro..... Paris no es nada más que es un nombre de ciudad.... REM es una fase del sueño.... Dedos son solamente partes de una mano...
Enhorabuena, Ganaste.
¿Enhorabuena? ¿Ganaste?

domingo, 1 de julio de 2012

La brisa sopla por la tarde


From: Miguel [d2@ya.com]
To: goodman@hotmail.com
Subject: La brisa sopla por la tarde

Hola
Por la tarde, la brisa costera sopla desde el mar hacia la tierra, es una obviedad, lo sabe todo el mundo, bueno... casi todo el mundo. Me siento fatal. Me he duchado como treinta veces, y todavía, cuando lo recuerdo necesito salir corriendo a ducharme. Te lo dije, la muerte de Jean Louis, como que me importaba una mierda. Llamé a Stéphanie y unos amigos y nos fuimos de copas hasta las tantas, no, no era para celebrarlo, pero casi. Total que llegué a la reunión del consejo sin dormir, y medio pedo. Para evitar que se me notase mucho, me puse las gafas oscuras, y me quedé calladito. Total, que los panolis debieron suponer que las ojeras, los ojos vidriosos, y mis pocas ganas de hablar se debían al cariño que le tenía... Me dieron más abrazos que a la viuda... A las diez el entierro, no pude escaparme. Bueno, que realmente no fue un entierro, lo chamuscaron. Dice Stéphanie, que fue idea de la viuda para que la otra no pudiera llevarle ni flores a la tumba. No sé, pero es capaz, la muy imbécil, de haber montado todo el circo sólo para joder a la otra. Total, que a incinerarlo y cruzar media Francia para tirarlo al mar. En Ploumanach, en la Bretaña, a cinco horas de Paris. Es un lugar bonito, la costa de granito rosa, tampoco para echar cohetes, no creas. Yo pensé que después nos quedaríamos a tomar unas ostras.... Me llevaron en uno de los coches del cortejo con Stéphanie, me pasé el viaje durmiendo. Por fin llegamos, la viuda cogió la urna con una mano y a su hijo con la otra, se acercó al muro, y esperó a que llegáramos todos. El gordito hijo sacó una armónica y Blowing In The Wind, y la madre a cantarlo… y cuando ya nos habían sacado los lagrimones a todos, vi a la tía que levantaba la urna y me imaginé la que se nos venia encima. Se notaba el aire. ¡Que coño aire! Era viento... No le grité porque pensé que tiraría la urna cerrada... Rácana de mierda. Pero… ¿para que coño querrá la urna vacía?... La estúpida volcó la urna, salieron las cenizas, se dicen cenizas, pero no, no son sólo cenizas... hay trozos como canicas.... Las cenizas salieron de la urna y el maldito viento las lanzo, a mala leche, contra todos nosotros. Todos espurreados de cenizas del gordo. Parecíamos panaderos pringados de harina, o deshollinadores con trajes de Armani. Algunos escupían, otros se sacudían al gordo de encima sin la más mínima elegancia. Yo era el único que mantenía la compostura, nada más que moví las manos para taparme la cara. Uno tras otro se fueron fijando en mí y dejaron de sacudirse los restos del gordo como quién se quita las migas del bocadillo. Y no es que en España exista un protocolo para cuando te espurrean las cenizas en un entierro. Es que sentía tanto, pero tanto asco, que ni quería tocarlas para sacudirlas. Me despedí de la viuda sin esbozar la más mínima sonrisa, y fue difícil la cosa, la pobre estaba de pena, o de risa, con la mitad de la cara totalmente blanca, como un payaso a medio pintar. Metí a Stéphanie en el coche y nos fuimos al hotel más cercano. Hasta el hotel las cenizas y el sudor chorreaban por mi frente... Barrillo de gordo cabrón en mi cara... No te cuento la cara del conserje cuando le pedimos un aspirador... Ahora me siento fatal, medio gordo en el aspirador... Si yo me muero tira la urna completa... o ya sabes me espurreas por la mañana... Es que por la mañana, la brisa sopla de la tierra al mar... No sé, siempre pienso que tú me tirarás a mí y me jodería terminar en el aspirador.
Te quiero, cuídate mucho, pienso en ti.
Un beso. Miguel

martes, 26 de junio de 2012

Se ha muerto el gordo cabrón


From: Miguel [d2@ya.com]
Subject: Se ha muerto el gordo cabrón

Se ha muerto el gordo cabrón. Por mí se podía haber muerto hace dos días, o dos años, o no haberse muerto, o mejor, no haber nacido nunca. Poca gente con la que he convivido me ha resultado tan absolutamente indiferente. No le tenía ni cariño, y hoy se me nota. Ahora, mira por dónde, le tengo envidia al puñetero por la forma de marcharse. Infarto fulminante follando. Un efecto no agradable del viagra. Al final, fue genial el mentiroso. No, no lo ha hecho nada mal. Jean Louis, ni ha dado la lata con largas enfermedades, ni ha dado pena por la forma de marcharse. Nadie, ni los que le querían y lloran desconsolados, ni su amante, ni su esposa, pueden evitar un rictus cómico cuando se habla del tema. Es de agradecer, un entierro con una vis cómica siempre es más agradable. Jean Louis, se ha muerto pasándoselo de muerte...
Eso sí, tal vez ha quedado poco digno... Siete años negando que follara con su mujer y va y se le muere encima. Carolina, su mujer, está jodida, pero tiene un no sé qué en la mirada, que mosquea. Se entiende, entre las acciones, la pasta, la evidencia de que era la titular y el peso que se quitó de encima... casi una alegría. Amalia, la otra, está destrozada. También se entiende, siete años creyéndose la única, y va y se entera así, de que sólo era la suplente.
De todas formas, es una putada, más que nada por la fecha, a nadie le ha venido bien. Ahora encima, tenemos que quedarnos hasta el entierro, o hasta el funeral, yo que sé... Tampoco sé para qué. Supongo que para hacer bulto, queda bien el que haya montón de gente de distintos países hablando diferentes idiomas en los entierros. Éste, seguro que quedará de puta madre. Además, aprovechando el muerto y el entierro, al pequeño Napo se le ha ocurrido una súper reunión, tiene sentido, con los costes de los viajes, y ya que estamos todos aquí, optimizamos recursos, y matamos tres pájaros de un tiro... Lo enterramos, elegimos a su sucesor y nos ponen las pilas para que el negocio mejore. Bueno, que quede claro, el primer pájaro se mató el solito enchufándose el viagra.
¿Sabes? Ahora, aquí, sólo, esperando no sé qué, me da pena.
Venirme a Paris no ha sido una solución... No sé como lo hago pero pienso mucho ti...
Anda un beso.


domingo, 24 de junio de 2012

Le compré la Thermomix


From: Miguel [d2@ya.com]
To: goodman@hotmail.com
Subject: Le compré la Thermomix
Hola!

Le compré la Thermomix, y claro, me la follé. A la vecina claro, la otra pasó de mí. Pau se ha mosqueado, dice que me la meta por el culo, la Thermomix, claro. No me apetece, seguro que duele.
La verdad no fue exactamente así. Primero me la follé. Le tenía ganas... No, no un rollo, ni un kiki, ni un polvo... Con ella, nada de eso.., ¡que va...! Al contrario.... Follarla... Luego, después, le compré la Thermomix. Lo de Pau si que fue al final de todo. Ni me ha dejado que se lo explique. Vio el pedido de la Thermomix encima de la mesa, la cama desecha y sin decir ni un ¡Hola! Se marchó.
Yo quería explicárselo todo. Que la vecina engreída, se había presentado a las diez de la mañana. Que me había pillado durmiendo. Que le había abierto la puerta vestido únicamente con la camiseta de baloncesto.., sí, con esa que sólo me tapa medio culo. Que muy educada, me había dicho que si yo necesitaba algo... Que me había visto con la escayola y las muletas, que había visto salir a Pau... y estaba preocupada por si podía necesitar algo...
Yo le tenía ganas a la vecina… Realmente ganas de darle dos ostias... Siempre nos mira con aire de superioridad... Siempre con esa mirada que tienen la putas viejas de lo burdeles de Hamburgo, que parece que te hacen un favor por dejarte respirar... Siempre cotilleándonos desde la ventana de su cocina... Siempre dejando caer de golpe las persianas cuando nos pilla abrazándonos... y allí la tenía a ella... Con su carita de buena persona, ofreciéndose para ayudarme en lo que quisiera...
Ni me lo pensé...
- Pues mira que bien... Me vienes que ni pintada... tengo que ducharme y por si me caigo... ¿Si a ti no te importa...? yo dejo la puerta abierta y si me pasa algo....-
Se quedo cortada la estirada, bueno, supercortada, pero ni le di tiempo a decir que no. Me quité la camiseta y en pelota picada me fui, dando saltos al baño. Yo esperaba que se marchara corriendo asustada, pero se quedó. Mientras saltaba, hacia el cuarto de baño, y sólo para que se diera cuenta, de que sabía que era una jodida cotilla, le dije: -No te molestará... a fin de cuentas... me has visto en mejores momentos... –
Cuando la miré tenía la cara colorada como un tomate...
Tardé todo lo que pude duchándome... Me contó de todo... No te puedes imaginar las tonterías que puede comentar una vecina idiota... Salí tapándome con la toalla...:
- Bueno, ¿y que más se te ocurre que puedes hacer para ayudarme?-
Se lo pregunté, con todo el aire insinuante que soy capaz...
- Vendo Thermomix...- me contestó.
Me quedé cortado. No tenía ni puta idea de qué coño es una Thermomix.
Me lo explicó todo, se sabía bien el rollo... Me propuso venir a las doce y media con una amiga para hacerme una demostración de la maquinita de mierda, yo acepte y ella se fue.
La otra era totalmente Naiff.. Como un dibujo de un niño. Totalmente simple... Me recordaba a tú amiga Sahara, la que parece que es idiota, pero no. Además tenía cierto aire de monja... No, no era fea... pero es de esas que no provocan tentaciones... Con lo que teníamos en la nevera, se empeñaron en hacer unas lentejas, una pizza y una bechamel... Yo estaba dispuesto a que se pasaran el día cocinando... Abrí una botella de vino blanco por ser amable. Empezó a beber, y empezaron los comentarios... ¿Y tú y Pau desde cuando sois pareja?
¿Y sólo te gustan los chicos o también mayores? ¿Nunca has estado con una mujer? Me estaba cabreando... Le toque el culo sin el más mínimo disimulo, más bien para que se notara. No pareció molestarse. Seguí, ella siguió sin molestarse, seguimos… al rato le cogí de la mano y nos fuimos al dormitorio...
Tenía su cosa lo de quitarle el sujetador, escuchando la maquinita y a la otra casi gritando las instrucciones. No sé que tal hace de comer. Ni si sirve para otra cosa. Pero en eso... follando, es buenísima la jodia. Lo malo es que le debe gustar la opera... Grita la condenada, que el cabrón de su marido tiene que estar sordo....
Cuando terminamos, la otra, tenía preparadas las lentejas. Deliciosas por cierto...
Pensé que había llegado el momento de mandarlas a la mierda y comerme las lentejas... Pero antes, teníamos que ducharnos... En la ducha, seguimos jugando...
Pensé en joderla mojándole el pelo, a ellas siempre las jode. Nunca he sabido bien porque, pero siempre se enfadan... Claro, se cabreo un montón al mojarle la cara, se le cayó una lentilla... Fue divertido intentar encontrarla... No la encontramos...
Le vecina no ve nada. La de la mirada estirada y altiva, no ve nada, menos que un oso de peluche. Nada de nada sin lentillas... ¡Vamos!, que la pobre no tiene ni mirada impertinente... ni es una idiota engreída, sólo es una cotilla muy miope...
Me dio pena. Allí, en la bañera, desnuda, mojada, de rodillas, palpando el suelo de la bañera buscando su lentilla... pensé en rematar el día, aprovechando que estaba de rodillas...No pude. Me daba pena. Soy un blando… Le compré la Thermomix.
Pau no entiende... Ahora está con lo de que... En su cama... En ¿Cómo puñetas he sido capaz de follármela en su cama...?




Se ha enfadado conmigo


From: Miguel [d2@ya.com]
To: goodman@hotmail.com
Subject: Se ha enfadado conmigo

Se ha enfadado conmigo. Me ha llamado imbécil. Realmente me gritó: ¿Pero… Pero tú... Tú, tú eres imbécil? Sí, así, como si estuviera haciendo una pregunta, pero estaba claro que ella no preguntaba nada... Ahora está bien, pero cuando lo recuerda, se pilla un rebote del quince, se pone de morros, y me manda directamente a hacer puñetas. Me da pena por ella, lo ha pasado mal, quería impresionar al pequeño Napoleón, a Stéphanie, a los socios, y a todos mis amigos de Paris y...
A mí me sorprendió cuando lo vi, estábamos arreglándonos para salir a cenar, teníamos prisa. La verdad, yo pensé que aquello era una camiseta, con un escote muy atrevido, pero una camiseta. Después como no se puso nada más, y estaba más preocupada por mi corbata y porque terminara de contarle como había conocido a Stéphanie, pues eso… Pensé que era un traje muy, muy corto. Tuve ganas de decirle que aquello era escandaloso, que tendríamos problemas con el taxista, con el ascensorista, con el camarero, con el maître, bueno, con todos los tíos del mundo. ¡Vamos!, que aquello era tan corto, pero tan corto, que si levantaba los brazos se le veían las bragas…. Pero claro, ¿quién le dice a la chica que te encanta, que has salido con putones más elegantes? Me callé. Eso sí, la cogí de la mano para que nadie se atreviera a preguntarle la tarifa, y salimos hacia el restaurante. Cuando se abrió la puerta del ascensor en la recepción del hotel y salimos, se hizo un silencio horrible, un imbécil con pinta de alemán se quedó con la boca abierta, y al botones por poco se le salen los ojos de las orbitas.  Ella ni se dio cuenta. Es lo que yo he tratado de explicarle... Si ella no se hubiera puesto las sandalias de doce centímetro de tacón pues no se hubiera notado tanto. Es que con su estatura, sus piernas, el micro traje, el escote y las sandalias, pues eso… Que la miraban hasta los ciegos… Bueno, que cuando nos bajamos del taxi, y se vio reflejada en el cristal del restaurante. Menudo grito, como si hubiera visto a Drácula. Se quedó horrorizada. Fue entonces cuando me preguntó gritando si yo era imbécil… ¿Qué cómo la había dejado salir así del hotel? ¿Cómo no le había avisado que le faltaba el blusón transparente con bordados, que convertía aquello en algo insinuante? Según ella era obligación mía, haberle avisado. Además si se había olvidado de ponérselo era por cuidarme, porque soy un desastre, porque la distraigo y porque la pongo nerviosa con las prisas…. Después cuando le dije que yo creía que el vestido era así… Por poco me pega, se mordió los labios y se sujetó las manos, lo vi, supongo que por no decirme algo más fuerte que imbécil. Total que le he pedido perdón por todo… Le he dicho que tenía que animarse, que si ella quería impresionarlos… Impresionados están. Me ha vuelto a mandar a la mierda... No la entiendo.




lunes, 11 de julio de 2011

Hoy le he escrito este correo a mi amiga:

Hoy le he escrito este correo a mi amiga:


Estimada MMMMMM

Comprendo perfectamente que a determinadas personalidades les resulte muy fácil confundir sus más fervientes anhelos con la realidad, ocurre en algunos casos. Pero lo cierto y verdad, y aunque te pese, yo estoy vivo, y por mucho que no te recates en pregonar en público y privado que para ti, yo estoy muerto, la contumaz realidad es que no solo estoy vivo, sino que en el último reconocimiento médico me han dicho que salvo accidente, casual o provocado, lo más seguro es que dure en este mundo muchos años aunque te pese.
Claro, como estoy vivo, y no me he muerto para el resto de la humanidad, me preocupo por los asuntos que me competen y entre ellos especialmente me preocupo por las sociedades de las que soy accionista y, que súbita e incomprensiblemente, perdieron la mayor parte de su valor a los pocos días de que deje de trabajar en ellas. Por esa razón, en mi correo de 29 de Junio escribí: ..... Sic...Claro, llegado el mes de Junio, a uno le pica la curiosidad, y le apetece conocer el resultado del ejercicio 2010 tanto de (XXX) como de (XXxx). Supuse, evidentemente equivocado, que entenderías que te estaba pidiendo copia de las cuentas anuales. No lo entendiste, no supiste ó no quisiste entenderlo. No pasa nada, estoy totalmente seguro que esta vez si lo entenderás y me las enviarás.

Millón de gracias de antemano.

Un fuerte abrazo de tu amigo

Miguel


No sé, espero que la entienda

jueves, 2 de septiembre de 2010

Por fin la vi

A lo mejor existe algún otro país tan aburrido, tan repleto de meapilas, y católicos recalcitrantes como en Irlanda, pero más no es posible. Lo bueno, no podía dejar de pensar en ella. Lo malo, no podía dejar de pensar en ella.

Por fin la vi entre el mogollón de gente que esperaba la llegada del vuelo en el aeropuerto. Maca era, estaba guapísima, preciosa, pero preciosa de la hostia. Se me cayó el mundo encima. Con 18 años se puede ser toda una mujer increíblemente guapa, y Maca lo era, y con 18 años se puede ser un niñato esmirriado y con pinta de atolondrado, y yo lo era. Allí, en el aeropuerto, después de haber contado impaciente, uno a uno los 685 días que estuvimos separados, me di cuenta que TODO se había jodido. Yo, ya, no era el chico de sus sueños, o tal vez si era el chico de sus sueños, pero no el hombre que ella esperaba, y se notó. Tampoco ella era lo que yo esperaba… Aquello con tacones de 12 cm y minifalda, no se parecía en nada, a la chica con la que competía descalzo corriendo por la playa… Nos abrazamos, pero ya no era lo mismo.

Su:- ¡Dios mío Miky! ¿Qué coño nos han hecho? y el: Te quiero, te quiero mucho, eres mi mejor amigo, pero no me atraes… Eso en mitad de la súper soñada cena romántica preparada durante meses para antes de…. dejó todo bastante claro.

Lo intentamos, claro que lo intentamos, nos queríamos demasiado para no intentarlo. Fue imposible. Yo me había convertido en ese amigo de la infancia al que puedes ver desnudo sin apetecerte otro cosa que darle una sardineta, y ella era esa súper mujer de revista con la que te puedes masturbar viendo sus fotos, pero a la que ni te atreves a tocar, ni sabes muy bien qué hacer con ella…. No hubo reproches y hasta nos reímos compartiendo impresiones.

Nadie nunca luchó tanto por seguir juntos… Ella dejó el aire pija, sus amigos pijos, se bajó de los tacones, cambio la microfalda por los tejanos, se dejó el pelo liso, y la verdad es que solo logramos que, yo dejara de parecer su hermano pequeño, y que nos pidieran a los dos el DNI para entrar en las discotecas….

A veces se nos olvidaba que éramos solo amigos y nos enrollamos como auténticos irracionales… luego, alguno de los dos se despertaba, recordaba que no había porvenir y volvíamos a ser solo amigos. Yo apostaba que si resistíamos juntos hasta los 22 nos sería fácil superarlo todo, pero dos años jugando al escondite con los sentimientos, revientan a cualquiera. Se cansó. Más bien se hartó de rescatar de sus propias contradicciones, a un inmaduro que pretendía comportarse como un adulto sin conseguirlo. (Ella dijo eso) Al final nos buscábamos parejas el uno al otro, yo fui más eficaz, ella más constante… Ella se quedó embarazada con 21 años y yo me había cepillado a todas sus amigas….

lunes, 30 de agosto de 2010

¿Y tú y esa chica os habéis estado besado?

Y un: − ¿Y tú y esa chica os habéis estado besado desnudos? del abuelo, reventó obsceno en el bullicio del comedor dejándolo en silencio. Ocho miradas me mataron. Lo esperaba. No me extrañó. Era el eco, el rebote en el salón de Garabato del: − Macarena y Miky se estuvieron bañando desnudos y se besaron− dicho por la gilipollas de Luisa. La frase se había extendido como el aceite, corrido como la pólvora y por fin había llegado al abuelo. Era verdad pero no fue eso. No fue así. Ni parecido. Fue otra cosa. Así sonaba fatal de la leche y aquello fue otra cosa totalmente diferente. Una broma, un disparate, algo loco, divertido, una chorrada, no hubo nada… pero nada de nada. Es que no hubo nada, absolutamente nada de lo que lo arrepentirse, nada sensual, ni sexual, ni morboso, ni puñetas… nada… Ya me hubiera gustado a mí. Es verdad. Claro que me hubiera encantado besarme desnudo con ella. No, no fue eso, y si lo hubiera sido nunca hubiera sido delante de todos. La mente enferma de Luisa, lo contó así, por eso, porque era y es una enferma retorcida, y por contar algo, por sentirse importante, y para que alguien la escuchara alguna vez en su puta vida. Ocho años más tarde, cuando le volví a dirigir la palabra, me dijo que lo había contado por nosotros, por salvarnos, porque nos estábamos pasando, porque éramos muy jóvenes y estábamos descontrolados… Me dio pena, le desee suerte, y que alguien se le descontrolara encima… El caso es que se nos paró el tiempo durante dos años. Ella directamente interna al Santo Ángel de Madrid y yo, ocurrencia de la abuela, para demostrar que estábamos mas enfadados los Fajardos que los de Lugo, a Irlanda. No volvimos a vernos hasta los dieciocho años.

Los trece y los catorce habían sido años de notitas pasadas a escondidas, de cartas rotas para que no nos las pillaran en casa, de cuatro frases corriendo al salir de clase antes de que Amadou me llevara a casa. Años de miradas pegado a los cristales de un coche que siempre se marchaba. De sábados fantásticos en los que venía a verme jugar a baloncesto, luego montar en bicicleta por las tardes y de los domingos de cines. Siempre, siempre rodeados de una pandilla de quince incondicionales que se partían el culo porque pudiéramos vernos sin que lo notasen las familias. Hubo días realmente fantásticos, como aquel verano en el que ella entraba en Garabato disfrazada de chico y nos pasábamos las tardes montando a caballo o en la playa…. Hasta que el desilusionadísimo: −….deja ya de mirar de esa forma a ese chico, ¡que se te nota mucho! en boca de mi tía Manuela hizo saltar todas las alarmas y nos acobardó lo suficiente como para dejarlo.

Con los quince llegaron otros problemas, según Anabel, mi prima, que como era la mayor, tenía diecisiete, sabia mucho de lo que buscan las chicas en los chicos:- a las chicas les gustan los hombres sensibles, sinceros, y atentos -. Ya me ves a mí cediéndole el paso, empapándome de a Gustavo Adolfo….Hasta que un día, en el bosque, mientras los demás jugaban al escondite entre la niebla, abrazados, después de un beso inmenso me preguntó en qué pensaba recordé, “sensibles” y dije: -Que eres preciosa, absolutamente preciosa, la mujer más bonita sobre la tierra… luego recordé “sinceros” y dije:−que me va a estallar la bragueta… No paró de reírse hasta Junio y estábamos en febrero.

Lo del beso desnudos en la playa de Antequera fue accidental. Todo empezó por la profesora de gimnasia de su colegio, que se empeñó en que hicieran una excursión en barco para conocer la playa y pasar dos noches de acampada. Antequera está junto al faro de Anaga, en la punta de arriba de la isla, es una playa preciosa y solitaria a la que no se llega nada mas que en barco. Entre todos se montó el plan, ellas aceptaban ir a la excursión y nosotros nos la montaríamos para ir por nuestra cuenta y hacer que pareciera una coincidencia. Cuando llegamos llovía a mares. Todo día arracimados en las tiendas de campaña casi sin hablar con ella. Al día siguiente igual, en un momento que pudimos hablamos de la ilusión que le hacia el bañarnos juntos…. Por escandalizar, por chulería, por creerme más hombre, por hacer la gracia…. o por yo que sé… A pesar de la lluvia salí corriendo de la tienda desnudándome mientras corría hacia el mar, ya en el agua me quité el bañador y saludé con él a toda la clase que me miraban desde las tiendas de campaña. No podía verse nada, el agua me llegaba a un palmo del cuello… En aquel momento me encantó, ella con dos narices me siguió e hizo lo mismo… entre risas nos dimos un beso y regresamos corriendo a la orilla muertos de frio… Eso fue todo… Solo eso nos costó dos años internos… y después TODO.

martes, 24 de agosto de 2010

Ellas venían por el mismo lado de la acera

Cuando salimos del colegio ellas venían por el mismo lado de la acera. Me encantó verla. Nos miramos a lo lejos; como siempre, sonrió feliz. Me sentí en la gloria.

Macarena era la niña más bonita de Tenerife. Hasta con el horroroso uniforme del colegio de las dominicas estaba radiante. Yo tenía miedo de que se hubiera enterado, y que algo hubiera cambiado entre nosotros. Se la notaba contenta. Como casi siempre la acompañaban Luisa y Marta, que tampoco dejaban de mirarme. A mi lado Pedro, y mucho mas atrás Amadou, vigilándonos. Al llegar a su lado hicimos el típico corro para hablar. Mientras Pedro hablaba de la película del domingo, ella se puso a mi lado. Muy bajito y sin mirarme dijo: −lo sé… TODO…

−Me sentí fatal, era horrible pensar que ella se hubiera enterado de lo del padre Jesús, y ya pensaba en salir corriendo cuando escuché, más bajito aún: −y estoy muy orgullosa de ti− al tiempo que, con el mayor descaro del mundo, me dio un beso en la mejilla… nos pusimos los dos rojos como tomates, y Luisa Marta y Pedro se quedaron cortados por la sorpresa. En ese momento nos alcanzó Amadou que, muy serio, nos recordó que nos esperaba el coche para subir a casa… No fui capaz de articular palabra, flotaba, ni notaba mi peso, era feliz, totalmente feliz… Ya llegando a casa Amadou dijo que él no contaría nada al abuelo, pero que aquello tenía que terminar. Como si yo no lo supiera me recordó que Macarena era una De Lugo, y eso seguro que no le haría precisamente mucha gracia al abuelo.

El problema es que las dos familias siempre se han llevado mal. Pero no mal de no saludarnos, o no invitarnos a bodas, bautizos o cosas de esas, que no es eso, aunque eso también claro; nos llevamos mal de mal, mal de verdad, de que cada vez que nos hemos enfrentado, más de ochenta veces, alguien ha salido mal parado, arruinado, herido o peor... Por eso la bisabuela, que era de Asturias y está cansada de peleas y enfrentamientos, siempre quiso que nuestra generación acabe de una vez con la peleas. Tampoco tenía muchos partidarios lo de intentar juntar a las familias. La última que había intentado mejorar las relaciones fue Felicidad, hermana del tatarabuelo, allá por el mil ochocientos y pico, se quedó embarazada de uno de los Lugo y terminó en las Clarisas Franciscanas descalzas de Madrid, y él en la cuneta cerca del Poris de Abona. Lo reconocieron porque en el pie izquierdo tenía el segundo dedo mas largo que el gordo...

lunes, 28 de junio de 2010

Prueba 04 Nunca nadie

No salió como teníamos planeado, cuando ya íbamos hacia las canchas, nos paramos un momento y sin decirnos nada, los dos al mismo tiempo nos quitamos los pasamontañas. Tampoco apagamos la luz al llegar a los vestuarios. Ya no teníamos miedo de lo que pudiera pasarnos, realmente no teníamos miedo a nada. El sí. En cuanto nos vio supo a lo que íbamos, salió corriendo por las gradas y hasta llegó a la puerta para escaparse. Dios no ayuda a cabrones como dijo Pedro después, y la puerta se atascó lo suficiente como para que lo pilláramos. Dos chicos de doce años contra un hombre de treinta no es tan fácil… Llegué a pensar que nos molería a tortas. Al final no tuvo suerte y cuando lo tiramos al suelo pudimos quitarle las llaves y abrirle la puerta a Amadou. Cuando entró, con la misma pértiga del salto de altura, dio un golpe seco a escasos centímetros de la cabeza del padre. Con eso don Jesús comprendió el mensaje, dejó de resistirse y se quedó totalmente inmóvil. Amadou, con un gesto nos indicó que nos marcháramos. Nunca supe exactamente que le hizo. Pero el alarido que le sacó, nada más salir nosotros nos sonó a gloria, fue magnífico. Luego, más tarde, cuando ya cruzábamos la calle, volvió a gritar, nos impresionó. Pedro y yo salimos corriendo, estábamos seguros que lo había oído toda la isla. Tardamos muchísimos años en volver a ver al padre Jesús. Desapareció del colegio y hasta de la isla como abducido por extraterrestres. Era muy ridículo, pero preguntabas por él a otros profesores y te contestaban como si nunca hubiera existido un padre Jesús en el colegio. A la mañana siguiente, antes de ir al colegio llamó el abuelo para que subiera a Garabato. Nunca antes me había llamado a su despacho. Me quedé de piedra cuando al entrar estaba Amadou de pie a la derecha del abuelo. Era evidente que Amadou lo había contado todo. Aquel día mi abuelo dejó de ser para mí ese señor distante y serio que siempre había sido. Apenas dijo nada. Se levantó despacio, vino hasta donde yo estaba, se agachó para ponerse a mi altura. Me miro con toda la ternura y cariño del mundo. Me abrazo fuerte, muy fuerte y me dijo: Nunca nadie te volverá a hacer daño, te lo juro Miki, mientras yo este vivo NUNCA NADIE.

viernes, 25 de junio de 2010

Prueba 03 Amadou

La historia de Amadou es complicada. Amadou no existía en la realidad, o más exactamente, oficialmente Amadou estaba muerto. El hombre había nacido al noreste del Senegal, y en una incursión de bereberes lo habían secuestrado y luego lo vendieron a los hombres azules del desierto (saharauis para nosotros). Con dieciocho años escapó de los saharauis alistándose en la legión, y en la legión, después de unos años de servicio, lo condenaron por un delito de sodomía a cinco años de cárcel. Liberado con lo de la marcha verde, antes de caer en manos de los marroquíes a los que odiaba desde siempre, se pasó a las filas del Polisario y en una acción fallida cerca Cabo Juby tuvo que escaparse de los moros refugiándose en una falúa que llevaba pescado al Armandito, atracado a algunas millas de la costa. Los marroquies exigieron la entrega del prófugo al capitán del barco, pero Luiso, que era un vasco gordo y chulo al que los moros le sentaban como una patada en los mismísimos, sabiendo que un prófugo, saharaui del Polisario, tenía los días contados si lo entregaba, les dijo que el polizón había saltado por la borda al intentar detenerlo. Luego levó anclas, y se piró sin dejar que los marroquíes revisaran el barco. Navegó rápido y muy al norte hacia Tenerife, dobló punta de Anaga, dejó a Amadou en Garabato y volvió sobre sus pasos atracando a la hora prevista en Santa Cruz, donde la policía española revisó el barco a petición de la marroquíes. Naturalmente, Amadou fue un hombre libre desde el mismo momento que pisó el Armandito, pero el hombre se sentía tan agradecido por lo de salvar la cabeza que nunca en toda su vida dejó de trabajar para el abuelo. A mí no me gustaba nada Amadou, como a todos me daba muchísima pena que los moros lo hubieran vendido como esclavo en pleno siglo veinte, pero para mí era un hombre extraño, no me fiaba de él, me daba miedo, siempre estaba oculto en las sobras, caminaba escondido y sin hacer ruido, apenas hablaba nunca con nadie, y además, y eso era lo peor para mi entonces, Amadou era un prófugo, musulmán, negro y encima un sodomita. Tardé muchísimo en aceptar la idea de pedirle ayuda, pero al final me di cuenta que o el prófugo o nada. Nos costó un montón encontrar la casa Amadou en la parte alta de la finca. El bosque de laurisilva es tan tupido, y con tanta niebla siempre, que si no sigues la vereda correcta terminas llegando a ninguna parte. Cuando le contamos que queríamos que nos ayudara a pegarle al padre Jesús, se atragantó con el humo de la cachimba que se estaba fumando y por poco se nos ahoga de risa. Lo malo es que no reía precisamente por lo que fumaba. Después ironizó sobre si no preferíamos que como él era negro y musulmán directamente se comiera crudo al cura católico… Ni nos dejo enseñarle el dinero con que pensábamos pagarle su ayuda, y directamente, sin despedirse nos abrió la puerta para que nos marchásemos. Cuando ya bajamos para casa, nos llamó silbando para preguntarnos el porque queríamos pegarle al padre… Se lo contamos. Se le heló la sonrisa, Amadou se quedo serio, luego me tendió la mano y dijo: Será un placer acompañarle mañana, cuente conmigo. Me impresionó muchísimo que me tratara de usted, que me diera la mano, y sobre todo la enorme sonrisa que se le había puesto.

miércoles, 23 de junio de 2010

Prueba 02

Pasó. Juré matarlo. Claro, no lo hice, no pude, pero casi. Con doce años uno jura muchas más cosas de las que puede cumplir. Mientras se marchaba me dijo: lávate y vístete… y deja ya de gimotear como una nena, que no ha sido para tanto. Me vestí y no dije nada, ni en clase, ni en el microbús, ni tampoco al llegar a casa. Me sentía mal, asqueroso, usado, culpable… Culpable sobre todo por no haberlo obligado a que me matara a palos para conseguirlo, por no haberme resistido más, por no habérselo dejado más claro, por haberme quedado petrificado, y sobre todo porque yo sabía que podía pasar, lo sabía, intuía que algo fallaba, que había algo en su mirada que no era normal, sus miradas en el vestuario me lo advertían, y su puñetera manía de abrazar, tocar, dar palmadas… Pero era tan fabuloso ser el alumno preferido del profesor más popular del colegio que no quise pensarlo, no hice nada para evitarlo… había sido mi culpa y me sentía fatal. Además ¿como se cuenta eso en casa…? Por la mañana si que me atreví a decir que no quería ir al colegio. No quería ir. No quería volver a verlo nunca, grité que no quería ir y claro, terminé yendo como todos los días pero cabreado como una mona, muerto de miedo y con una torta de más. En quince días pasé de alumno modelo, al peor del colegio, no me perdonaba una, iba a por mi y me pillaba siempre, el quería que volviera a ser todo normal, como antes, que volviera a jugar a baloncesto, a las duchas, los vestuarios, y yo no quería que volviera a pasar nunca. Cuando llegaron las notas, encima castigado en casa, me cansé y dije, realmente grité, que el padre Jesús era un hijo de puta que le gustaba tocar a los chicos… Menudo eufemismo tocar…. Demasiado tarde. Seguro que si lo hubiera dicho el primer día me hubieran creído, con seis suspensos, dos ceros, y cuatro partes al director por protestar en clase, hasta mi tía Amalia, que me quería a borbotones, dijo que lo que yo estaba diciendo era una infamia repugnante, y que no esperaba esa canallada de mi. Duele mogollón que no te crea quien tiene que creerte. Cuando salí del comedor me estaba esperando mi primo Pedro:- ¿Qué has pensado que le hagamos? me dijo. Nunca le pregunté, ni el a mí, nunca contó, ni yo conté, pero estoy seguro los dos habíamos pasado por lo mismo. Una paliza enorme y bestial, la mayor que nadie pueda dar nunca, fue el acuerdo cuando descartamos lo de matarlo. Esperaríamos a última hora, cuando estuviera en la cancha de baloncesto, desde fuera apagaríamos la luz, y entraríamos los dos juntos con los pasamontañas puestos a por él. Lo único malo es que ni Pedro ni yo nos habíamos pegado en serio con nadie, ni una mala patada en la boca… Teníamos que aprender y entrenarnos… Tardamos casi dos semanas en decidirnos a darnos el primer mamporro que valiera la pena, después fue mas fácil y hasta le cogimos cierto gusto a eso de arrearnos de lo lindo. Parecíamos gilipollas, un día una ceja rota, otro un ojo morado, otro un moretón en la pierna, otro el labio partido, y cada día mas contentos, y siempre con las mismas escusas en casa: he tropezado, me he caído, un balonazo… Pero había que probar, no podíamos lanzarnos a por él sin estar seguros que podríamos darle una buena paliza, Pobre Melchor Zarate. Es que no había otro con quien probar. Fue un desastre. Seguramente fue la paliza de su vida, pero nos dimos cuenta que no podríamos solos con el padre Jesús. Fue una semana horrible. Llegué a pensar en volver al baloncesto. Fue a Pedro al que se le ocurrió contratar a Amadou para que nos ayudara. Amadou era un senegalés, de un metro noventa, que trabajaba para mi abuelo. Impresionaba verlo, tan grande, tan fuerte, tan serio, tan negro y siempre con el sombrero de fieltro negro calado hasta las cejas, su manta esperancera y la recortada escondida bajo el brazo pero siempre al alcance de la mano…

martes, 11 de mayo de 2010

Tinerfe

..- ¿Nosotros hemos violado a alguien?

.- ¿Tú y yo? NO. Seguro. Me acordaría jjajajjaja.

.- No mujer, si me refiero a si la familia ha violado a alguien.

.- La verdad es que joder hemos jodido a muchísimos, pero violar…. No creo… ¿y a que viene ese interés ahora?

.- Es que la gente, cuando lee mi blog… cuando yo les contaba lo de Martín y Guayarmina… Querían que Manuel hubiera sodomizado al Martin…

.- ¡Válgame Dios!... ¡¡VAYA GENTE MÁS DESCEREBRADA!! Pero… pero tú te imaginas a Manuel todo un caballero educado en Londres, un autentico gentleman, bajándose las mayas y dándole matarile al otro delante de su madre, la mujer del otro y su hija…. Inenarrable….

.- No, mujer… se referían a que si el Martin se violó a Guayarmina, lo justo sería…

.- ¡Ya! Si es por eso si. Pero para eso mejor con una lanza o un hierro al rojo…. ¡¡¡No te jode!!! Pero… Si… Bueno… a los falangistas… a esos se los cepilló el Pancho y sus hombres en la cueva…

.- ¿Pero a los falangistas no se les tiró por la Garañona?

.- Sí, pero antes de tirarlos… Lo contó Neme en su diario, más o menos dijo, que Pancho había dicho que aquellos ya no se podrían sentar nunca… ¿si a ti te vale como violación?

.- No era esa la idea, yo buscaba algo más justo, algo mínimamente razonable, no una canallada como aquella…

.- Ya me dirás tú donde estuvo la canallada…

.- ¡Venga ya…! tirar a cinco personas vivas por la garañona ¿a ti te parece razonable?

.- ¿Qué se hace con ellos entonces? ¿Les pones mercromina en el culito y se los entregas al Capitán General para que te fusilen por pegarles? ¿Tú te imaginas lo que le hubiera pasado a la familia si nos pillan con los falangistas en la cueva?

.- Es que nunca se debió detener a los falangistas y mucho menos pegarles la paliza que se les metió… Qué a mí me han contado que hubo que tirarlos con silla incluida porque no se mantenían de pie…

.- Ósea que según tú, la abuela metió la pata cuando… ¡ahí mismo donde tú estás ahora! Con el cuerpo moribundo de Tinerfe encima de la mesa, dijo que trajeran a los que habían hecho aquello.

.- Mira, la guerra es la guerra y quien se mete sabe a lo que se arriesga…

.- Es que Tinerfe no se metió en ninguna guerra y los falangistas sí… los falangistas estaban en esta isla haciendo el chulo puta, impresionando a las criadas y bebiendo como cosacos, aquí no hubo frente, ni bando rojo ni….

.- ¿Entonces por qué detuvieron a Tinerfe? Porque Tinerfe era un republicano… y los republicanos y los nacionales estaban en…

.- Tan leído…Mira Miguel, en agosto, septiembre y hasta octubre del 36 TODOS éramos republicanos, hasta octubre no se aclararon e inventaron lo del Estado que no era ni reino ni republica …lee historia… hasta el General Queipo de Llano gritaba vívala Republica y en Capitanía ondeaba la tricolor…

.- ¿Entonces?

.- Entonces los falangistas detenían a comunistas, anarquistas… a los que tenían armas…y a la demás gente por venganzas personales.

.-¿y que había hecho tinerfe para que lo detuvieran?

.- Tinerfe era mariquita…¡perdón! Homosexual, y republicano

.- ¿No pretenderás decirme que se dedicaban a detener a los homosexuales?

.- A granel no, pero si habías sido el novio de un falangista destacado, pues si….

jueves, 29 de abril de 2010

Al clarear el día comenzó

Al clarear el día comenzó a soplar el viento, la niebla de la noche anterior comenzó lentamente a disiparse dejando un día de verdes intensos. Enseguida comenzó el tradicional ajetreo de la casa, aquel día aumentado porque era día de mercado muy especial, al coincidir con la llegaba de los barcos de la escuadra camino de América, y su hija con el ama de llaves debían bajar a Garachico. Después de enganchar el caballo a la tartana, partieron las mujeres camino del puerto. El día trascurrió deprisa por el muchísimo trabajo de la vendimia. Martin regresó a casa cuando ya oscurecía, al entrar en la cocina se detuvo al escuchar a su hija contándole a su madre:... y madre, del Gara-bato ha bajado la Gara con una collera de ocho mulas, ocho mulas madre, dos más que el coche del Señor Adelantado y detrás veinte guanches a caballo todos con las mantas esperanceras y sus añepas en ristre. Había que verlos madre, y a la derecha del coche la Guayarmina vestida toda de negro y montando a la amazona su yegua torda. Y después, cuando de la falúa que lo traía del barco, se bajó el señorito Manuel, que bonito madre, se abrazaron la Guayarmina y el hijo durante un rato largo y nadie dijo nada y se quedo el puerto en silencio. El señorito Manuel es buen mozo, muy alto, mucho más que la madre, casi de la estatura del Rodrigo, pero este más claro de piel que aquel. Y se le nota que quiere bien a su madre, la acompañó al coche de la Gara, la ayudó a subir y se despidió con tanta ternura y tantos besos que parecían enamorados. Después los señoritos no se quisieron subir al coche, montaron en dos caballos y todos, los señoritos delante, detrás el coche y más atrás los guanches al galope se perdieron por el camino que sube a Tacoronte… fue como si se le hubiera hinchado el cerebro, no entendía nada, le costaba trabajo hasta pensar. La mera idea de que la Guayarmina tuviera un hijo le era incomprensible y le aterraba, sabía perfectamente que ella no se había casado, también estaba seguro que ella era virgen el día del incidente… No quería ni pensar que él o Álvaro pudieran ser el padre de aquel bastardo casi blanco. Se dijo que era imposible, “todo” el mundo sabe que en una violación las mujeres no se pueden quedar preñadas… Luego pensó que la primera vez tampoco era posible… Más tarde que el hijo tenía que ser de Álvaro… Le podía dar todas las vueltas que quisiera al tema, estaba claro, el chaval fuese de quien fuese solo tendría catorce años, pero con catorce años se sabe coger una espada o apretar un gatillo y si el chico quería tanto a su madre, sus horas no eran muchas. Por otro lado, ¿pedir ayuda? La prepotente muestra de poderío de la Gara, era una autentica provocación, le encolerizaba, era una ofensa, ella no era nadie, no era nada, solo una sucia guanche con dinero que se daba más boato que el Adelantado de Castilla, pero era evidente que Gara, sus hombres y su dinero estaban del lado de Guayarmina y a él ya no lo apoyaba nadie. Estaba claro que algo había que hacer, pero cualquiera se atrevía a hacer algo… Volvió a maldecir al imbécil del Fajardo por casarse con Gara, lo había jodido todo, al bautizar a la guanche para casarse y luego dejarle su fortuna los había convertidos en personas con derechos, ya no era como antes, ahora ella los protegía, era una de ellos pero con tierras y dinero. Tenía que buscar una solución, tenía que encontrarla pero no tenía tiempo, le dolía la cabeza, no podía parar de recordar la emboscada, ni cuando ejecutaron al cabecilla, ni a Guayarmina suplicando…

Tuvo tiempo, mucho tiempo, toda la noche, toda una noche entera para escribir su testamento, una carta a su mujer, otra a su hija, y cinco notas más pidiendo auxilio que no pudo enviar… Después todo fue muy rápido. Cuando abrió la puerta al amanecer allí estaban todos, Manuel delante de la puerta con la espada desenfundada, más atrás Rodrigo, a lo lejos Gara y Guayarmina y al fondo los guanches que ya habían prendido fuego al granero, y soltados a los animales. Demasiado parecido a él para negar lo evidente. Le sorprendió la tranquilidad y el acento inglés de Manuel al decirle que si él le contaba a su mujer y su hija lo que le había hecho a su madre, la cosa seria fácil y breve, que si no, su hija tendría un día inolvidable… Diez minutos muy tensos, Martin dijo que no tenía nada que contar a su hija y a su mujer, Manuel con un gesto dio la orden para que las prendieran y empezaran a desnudarlas. Las mujeres se resisten gritan y piden socorro, Martin firme sin mover un musculo y Manuel enfrente vigilante, Guayarmina pide que se detengan y Manuel ordena que se continúe. Ana la hija de Martin, deja de gritar y de resistirse, se ha dado cuenta de lo que pasa, Manuel ordena que se detengan. No ha hecho falta que Martin confiese, la mirada de Ana no deja lugar a dudas, el llanto de su mujer no es por lo que ha estado a punto de pasarle. El valor le duró hasta allí, justo hasta ese momento, cuando vio la cara de odio desprecio y asco de su hija, su mujer, Gara, Guayarmina, los guanches, Rodrigo y Manuel se derrumbó. Muy lamentable. Siempre es lamentable que los últimos minutos en este mundo un hombre los pase meado, vomitando, llorando, suplicando, gritando, perdiendo las uñas agarrándose a la puerta, la barandilla, la hierba, el suelo, la tierra… pataleando, insultado, maldiciendo… pudo haber sido más breve, al final hubo de dar dos hachazos para cortarle la cabeza, cuando dejó de gritar fue un alivio inmenso para todos. La verdad es que lo complico todo resistiéndose, alguien pensó que tal vez tenía razón cuando decía que lo divertido era que se resistieran

domingo, 25 de abril de 2010

Siempre era igual

Siempre era igual, la misma pesadilla desde el principio hasta el final, al menos, de las dos pesadillas que le acompañaban desde hacía ya quince años, esta era la buena, la otra, en que los justicias del rey daban tormento y terminan degollando al cabecilla de la tribu era bastante peor. Por otro lado, Martin, desde muy pequeño, estaba seguro que cuando él pensaba o soñaba con alguien es que ese alguien pensaba en él. Lo había probado infinidad de veces, la anterior vez que tuvo la misma pesadilla, por la mañana, encontró huellas recientes de caballos justo en el sitio desde el que se puede vigilar su casa. En aquel momento le daba lo mismo, de noche era absurdo salir solo de casa a buscar a los que le vigilaban, además después de recordar aquella historia ya no podría conciliar el sueño el resto de la noche. Como siempre, mientras se levantaba, volvió a decirse para sí pero en voz alta:- Puta guerra, puta justicia, puto rey, y puto Papa… ahora lo decía como quien reza una plegaria, una simple muletilla monocorde con la que necesitaba comenzar el día. Antes, hace años, cuando todavía se consideraba inocente, y la victima real del incidente del barranco, era bastante más vehemente en su peculiar jaculatoria diaria y después de lo de puto Papa se marcaba un enérgico discurso en el que no solo maldecía aquella puta guerra cruel y absurda en la que seguía metido, sino también a todas las guerras del mundo en las que había participado desde que con trece años entró al servicio del Rey de las Españas. En lo de la justicia, el Rey y el Papa era mucho más breve. Simplemente reflejaba las ganas de rebanarles el gaznate por bastardos, hipócritas, e hijos de la gran puta… y sobre todo porque entre los tres, la justicia, el rey y el papa le habían jodido la vida. Al dar el primer paso se dio cuenta por el sonido, que la maldita niebla continuaba cubriendo el valle de la Orotava. Sintió que un terrible escalofrió recorría toda su espalda, no era el miedo de los primeros años, ya no tenía miedo a la muerte, lo que ahora, con su hija ya mayor, no quería morir hasta dejarla bien casada. De la niebla lo que más le preocupada no era la falta de visibilidad, muchas veces había luchado en la oscuridad, sabía que las tribus de guanches rebeldes la aprovecharían y bajarían por los montes desde Anaga y las Mercedes y por la finca Gara-bato entrarían en el valle para robar animales de las fincas de los colonos, siempre pasaba igual… lo malo es que cuando la niebla cubre el valle, pasa como cuando nieva, los sonidos se paran, se amortiguan, es como si el espesor de la niebla hiciera los sonidos tan lentos y tan bajos que a veces no se pueden escuchar ni los propios pasos, y eso, el no poder oír ni ver al que podía estar detrás, o al lado, le estremecía. Recorrió la casa de arriba abajo, con una palmatoria en una mano y una daga en la otra, comprobado habitación por habitación, pasillo por pasillo, que estaban trancadas todas las puertas y ventanas de la casa, fue difícil, es complicado interpretar y no asustarse con las imágenes, las luces y las sombras que se forman con una escuálida vela en las paredes de la casa. Luego salió al exterior, estaban allí, ni los vio, ni los escuchó pero sabía perfectamente que aquellos salvajes estaban otra vez allí robándole ganado y vigilándole. Sintió que ella también estaba allí espiándolo y planeando su venganza, llegó a mirar en la oscuridad el lugar exacto donde seguro que estaba Guayarmina, la guanche que había forzado antes de la escaramuza del barranco. Estaba seguro que si tuviera en ese momento su mosquetón y disparaba a aquel punto la mataba seguro. Pero no tenía ganas, ya no. Estaba cansado, harto, asqueado de aquella puta guerra que no terminará nunca, y seguirá y seguirá hasta que muera el último de los salvajes. Harto de disparar, de matar, del olor dulzón de la sangre…o del acre de la pólvora, harto de haber matado a familias enteras, primeros al padre, luego a los hijos, luego a la madre, luego a las hijas… Además, cuando lo pensaba un poco, comprendía a Guayarmina. Hoy nunca lo hubiera hecho, pero entonces… Es que entonces lo divertido era que ellas se resistieran, el que lucharan, el que presentaran batalla, el que no se dejaran, el que fuesen vírgenes… por eso le encantó aquel día y no lo olvidará nunca. Literalmente tuvo que sacarla a bofetadas de la cueva, el desnudarla delante de toda la tribu fue bestialmente increíble y luego el poseerla… fue como montar a un caballo salvaje… y si no se hubiera rendido de agotamiento seguro que hubieran llegado a la gloria más veces seguidas, por eso por rendirse se la pasó a Álvaro, para que se divirtiera y estrenara… Claro nunca se le ocurrió pensar que se montaría la que se montó.

miércoles, 21 de abril de 2010

Sabía que era hombre muerto

Sabía que era hombre muerto si se movía. Desde el suelo donde fingía su muerte miró a su alrededor. Álvaro, el más joven de la compañía, casi un niño, aterrado y retorciéndose de miedo gritaba lloriqueando pidiendo perdón y clemencia tras unos matorrales. Marcial, el tipo más bravo y valiente de todos los soldados con los que había luchado en su vida de soldado del rey estaba muriéndose. Lo habían derribado del caballo con una pedrada, después aprovechándose cobardemente de que Marcial estaba en el suelo, los salvajes le habían atinado con otra piedra enorme en mitad de la cabeza que había reventado como cuando casca una sandia al caer al suelo, de todas formas el hombre aun respiraba, hacia ruidos guturales, tenía espasmos y se retorcía mientras manaba abundante sangre de su cabeza. Justo, el capitán, uno de los hombres más divertidos y juerguistas del mundo, a pesar de tener la lanza clavada en el vientre, estaba en absoluto silencio, blanco como las paredes y con un hilo de sangre que le salía por la comisura del labio, el hombre, con los ojos abiertos como platos, mirada todo lo que sucedía a su alrededor como sin comprender nada de lo que había sucedido y sin puñetero interés por el final de la escaramuza. Poco a poco los salvajes fuero bajando de lo alto del desfiladero, y cada vez tiraban las piedras desde más cerca y mejor puntería a sus amigos. Por fin el animal salvaje que los dirigía, la mala bestia que escondido entre la maleza en lo más estrecho del desfiladero, había saltado a traición clavado su lanza a Justo y derribándolo del caballo al comienzo de la emboscada, levantó los brazos para indicar a los de su tribu, que cesasen en el ataque.

Los hombres, las mujeres y los niños de la tribu se arracimaban en el fondo del barranco contemplando alegres los restos del combate. Por un momento pensó que si con su trabuco, que aun no había disparado, tomaba un rehén, tal vez podría llegar a su campamento y salvar la vida. Mientras preparaba su escapada, vio al jefe del ataque como miraba desafiante al capitán Justo, el capitán miró primero al salvaje y luego a su trabuco caído a solo unos metros de su mano, fue como decirle: si tuviera el trabuco en la mano te daría lo que te mereces… fue curioso, es como si el salvaje inculto hubiera sido capaz de comprenderlo, se agachó, cogió el trabuco, se lo acercó a la mano y cuando estuvo a escasos centímetros de dárselo, y el capitán ya miraba sonriente y contento al salvaje por ser tan estúpido de acercarle su arma, el salvaje soltó el trabuco para coger su lanza todavía clavada en el vientre de Jjusto y sacársela de un tirón. El alarido de dolor del capitán fue terrible, luego blasfemó retorciéndose de dolor, blasfemó, maldijo al salvaje gritando y terminó escupiéndole impotente. Sin apenas inmutarse, como quien señala con un palo la pizarra, el guerrero acercó la punta de su lanza, aun manchada de sangre, hasta los labios de Justo, luego lentamente empujó hasta tocar los dientes, siguió empujando hasta que Justo tuvo que abrir la boca y con la brutalidad del picador al toro empujó con toda su fuerza la lanza hasta que la sacó por la nuca de Justo. Al apartar la mirada del cadáver fue cuando la volvió a ver a ella. Volvió a recordarla debajo, retorciéndose, resistiéndose, gimiendo, gritando, llorando, y volvió a excitarse y volvió a desear hacerla otra vez mas suya a la fuerza como habían hecho aquella misma tarde… y en eso estaba cuando ella volvió la cabeza y sus miradas se cruzaron, ella se dio cuenta de que estaba vivo y gritó señalándolo aterrada y contenta al mismo tiempo por pillarlo vivo… Como en todas las pesadillas fue el momento en que se despertó empapado en su sudor